100 Años que Desesperan

Hoy, 2 de marzo de 2017, se conmemora el primer centenario de la concesión de la ciudadanía americana por el gobierno federal a los nacidos en el territorio de Puerto Rico. Podríamos dedicar esta oportunidad a repetir datos históricos sobre el autor del proyecto, de la iniciativa, los motivos detrás de la misma y hasta de quien lo convirtió en ley, entre otras cosas. Pero, prefiero confrontar la realidad.

Al firmarse el Acta Jones el 2 de marzo de 1917, junto con la ciudadanía se otorgaron ciertos otros beneficios a los «nativos», que han ayudado en nuestro desarrollo, pero saben que faltó -falta todavía- la igualdad qué disfrutan los ciudadanos americanos que la ostentan constitucionalmente, no de manera estatutaria como nosotros.

En aquel momento, mucho se comentaba del advenimiento de la estadidad como próximo paso en la relación política entre Estados Unidos y Puerto Rico, así lo reseñan periódicos de la época. Pero eso no ocurrió, todo lo contrario.

Comencemos por nuestros veteranos, los mismos que fueron enlistados en el servicio militar obligatorio extendido a la Isla casi simultáneamente con el otorgamiento de la ciudadanía, los mismos que comenzaron a vivir la realidad de una ciudadanía diferente en beneficios, ciudadanía de segunda, cuando regresaban a su casa, a su Puerto Rico, sin los mismos beneficios que recibían los que regresaban a uno de los Estados.

Saben qué, eso no ha cambiado en 100 años.

En los recursos para servicios de salud también se ve la desigualdad. Mientras se paga el Seguro Social al mismo por ciento que en cualquier estado, la reciprocidad no es igualdad en condiciones, ejemplo de esto se vive con el Medicare. Tampoco la Isla tiene derecho de recibir el Seguro Social Suplementario, así como decenas de otros programas de asistencia.

Podemos hacer una comparación renglón por renglón, beneficio por beneficio de los recursos recibidos en los estados versus los que se les asigna al territorio, la colonial de Puerto Rico. En cada uno se verá marcadamente la diferencia.

Los ciudadanos americanos que residimos en Puerto Rico nos merecemos mucho más que migajas. Nos merecemos una ciudadanía completa.

Cien años es mucho tiempo. Llegó el momento de resolver de una vez y para siempre la relación de Puerto Rico y los Estados Unidos. 100 años de espera, desespera.

La igualdad requiere acción… Actuemos

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